A veces la vida nos hace ver de frente aquello en lo que casi no pensamos, hoy fue a través de una persona que en los 20 minutos que compartimos no dejo de sonreír mientras a mí, del otro lado, me dolía un poco más cada momento pensar que no le íbamos a poder dar trabajo. Empezó como una buena idea, emplear a alguien con discapacidad, para hacer el trabajo que requiere la paciencia que los demás no tienen. Y eso ha provocado encuentros, con personas cuya discapacidad ni siquiera llega a impedirles desplazarse, tener una entrevista y hacer trabajos manuales y que aún a pesar de eso han causado impacto. La conclusión la resumieron en una frase, es probable que ella tenga incluso más fuerza que tú, se levante con más ganas algunos días, y al menos al hablar me quedo claro, le pone más corazón para transmitir lo que la sordera no le permite.

Escribir o no escribir?

Una vida de jugar a escribir, de combinar palabras, desde que tengo memoria, y ponerle orden o misterio a mi cabeza. Al mismo tiempo, un ejercicio demasiado personal, demasiado introvertido y compartido demasiado poco. Finalmente, porque no compartir, si es que a esto se le puede llamar así. Al menos, de exhibirlo al mundo para visitantes casuales y aleatorios. Al menos, perder el miedo y reflexionar más. Ya dicen que la experiencia es eso, cuanto pensamos sobre las cosas, no sólo vivirlas, y eso que eso puede ya ser bastante. Ahora creo que más que reflexión, necesitamos cruces, roces y algunos choques.